Acabo de reventar 2 llantas del viejo spirit, los rines quedaron
destrozados y la llanta delantera literalmente salió del rin, solo sentí un
golpe del lado izquierdo y así manejé un par de cuadras, con un rin dando
vueltas y la llanta trasera ponchada. Todo eso no ha estado bien, un día voy a
terminar siendo una estadística de accidente automovilístico, y está bien
mientras sea yo solo, pero ir con alguien es mucho peor mi forma de conducir.
Con situaciones como esta, me siento más desilusionado de mi, por ejemplo,
tengo un título de psicólogo que no me ha servido porque simplemente eché a la
basura años de estar enclaustrado en un laboratorio de investigación. Lo que
escribo no vale la pena, mis relaciones afectivas no puedo mantenerlas y
siempre son amorfas, raras, jodidamente locas o totalmente desapegadas. Ya no
quiero más de eso, no se porque demonios no me quedé en algún lugar lejos
haciendo un trabajo de bajo perfil y olvidándome de mis falsa ilusiones de lo
que no soy.
Hay momentos en los que debe cambiar algo, y si no
de menos regresar a mi antiguo régimen de soledad, a nadie le molesta y le
importa mucho si me borro del face fuck o durante meses no hay entradas en un
blog. Esto que pasó el sábado ha sido lo último impulsivo, el último berrinche,
el último momento de apego a todo, ya no quiero más… Regreso al viejo método de
escape que ni si quiera es el alcohol, si no a olvidarme de todo y vivir en el
nihilismo total, al fin, que nadie extrañará mi forma de conducir y mucho menos
un poema, uno de esos rabiosos, que además, ya ni he escrito.
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